algo para escuchar mientras leemos

jueves, 5 de junio de 2008

Traga Monedas

Haciendo miserias en la vida. Construyendo sueños y destruyéndolos. Encontrando un equilibrio en el mundo y poniendo todo el peso en un mismo pie. Sufriendo las consecuencias de lo que crecer conlleva:
Sacar la basura, limpiar la casa, ordenar el cuarto, dejar todo listo. Limpio. Cuidado. Acomodado y vacío. Estoy listo. Listo para irme.
Ecuador, Chile, Bolivia, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Uruguay, Paraguay, lo que sea. Siempre es irme. No importa el lugar, sino el hecho de escapar.
Salir, entrar, volver a salir, tratar de hacer las dos cosas al mismo tiempo. No se puede. Por eso elijo irme. Si me quedo me pierdo todo lo que puedo descubrir. Si no me voy me quedo sólo con mis miedos, no quedarme en todas las cosas que no me importan y salirme de una buena vez por todas del mundo agobiante del niño.
Niño. Ser niño. ¿Ser niño o adulto? No quiero ninguno de los dos. Necesito a los dos, pero no por separado, quiero ser. Sentir, vivir, disfrutar, crear, crecer, responsabilizarme pero sin dejar de jugar.
Jugar al superhéroe, al soldado, con los muñecos, con los autitos, con mis compañeritos de jardín entre la adultez y la niñez eterna. Querido Niño, prometo jamás abandonarte, estaré siempre ahí. Pero dejame crecer un poquito. No tengas miedo que te voy a dar la mamadera cada tanto y siempre te alimentaré y cuidaré bien de vos con nuevas ideas. Tranqui. No tengas miedo. Todo pasa. Todo pasa.
Expectante el niño miraba al alba cuando sufría un cambio en su interior. Atendía su asombro ante este cambio repentino y su mutación empezó a conformar una especie de traga moneadas que no se entendía bien. No lograba dilucidar entre la vida y la verdad y necesitaba sonreír en su sufrimiento. Sonreía y sufría. Se contradecía en su sentir. La contradicción le generaba angustia y no podía explicarla, le generaba bronca, odio. Quería decir, pero no sabía que. Quería hacer pero no sabía como. Quería vivir pero tenía miedo. Quería tirarse al vacío. Salía de su vida una y otra vez. Se convertía en traga moneadas cada vez más. Empezaba a pensar como un traga monedas y se arrepentía. Quería volver a niño. El traga monedas crecía, crecía, crecía y no paraba de crecer. Se agigantaba cada vez más ante el niño que se ocultaba. El niño se rinde y se deja caer. El traga monedas pasa a ser el hombre que el niño no quiso y el Hombre necesitó a su niño otra vez. Luchó por convertirse nuevamente en niño, pero no pudo. Sólo encontró en su interior un fuerte abrazo cálido de una pequeña persona que le decía, todo está bien. Todo pasa. Todo pasa. No tengas miedo. Todo pasa, todo pasa. Pasá. Que todo pasa.

No hay comentarios: